jueves, 19 de mayo de 2011

Decir, hacer (Octavio Paz)


Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.

Imagen:
Madre Patria - Alberto Gironella
1985 - Técnica mixta en caja de madera
89 x 110 x 9.5 cm

viernes, 13 de mayo de 2011

Protéjame de lo que deseo -acerca de Jenny Holzer-


Empecé mi taller de arte, con una guía maravillosa, que además de ser una gran artista y de mirar con ojos expertos el devenir del proceso, es una maravillosa amiga. Pero como esto no es el blog de "tirarle flores a Gaby", voy a contar un poco y compartir algo que me pasó estos días.

Por recomendación, llegué a Jenny Holzer. Debo aclarar que mi conocimiento del arte en general es inconsistente, por no decir ralo y opaco; pero en estos días estoy metiéndome un poco en tema.

Lo curioso de todo es que hoy, también por recomendación, busqué mucho un libro de Deleuze, aquel que habla de la catástrofe en la obra. No encontré qué libro es, pero encontré un artículo en portugués (parabéns! me vino perfecto para practicar mi portu) sobre Jenny Holzer, que arranca con una cita maravillosa, que pensé oportuno postear:

“As transformações mais radicais na nossa percepção estão ligadas ao aumento da velocidade da vida contemporânea, à aceleração dos deslocamentos cotidianos, à rapidez com que o nosso olhar desfila sobre as coisas. Uma dimensão está hoje no centro de todos os debates teóricos, de todas as formas de criação artística: o tempo. O olhar contemporâneo não tem mais tempo.” (PEIXOTO, Nelson Brissac. Paisagens Urbanas. São Paulo: SENAC, 1996 - p.184)

Aquí dice algo como que "las transformaciones más radicales de nuestra percepción están ligadas al aumento de la velocidad de la vida contemporánea, a la aceleración de los desplazamientos cotidianos, a la rapidez con que nuestra mirada desfila sobre las cosas. Una dimensión está hoy en el centro de todos los debates teóricos, de todas las formas de creación artística: el tiempo. La mirada contemporánea no tiene más tiempo."

De todo esto, algunas cuestiones, ante todo, que a Holzer llegué porque en lo que estaba haciendo aparecía rápidamente el lugar de la palabra, de la poesía. Otra cosa, el tiempo es justamente el eje de este momento de mi enrosque. El tiempo en Dalí, en Lewis Carroll o en el Flaco Spinetta. El tiempo. Y lo que encontré esta noche, fue justamente, un trabajo muy interesante sobre la técnica de la desaceleración, en relación a la intervención urbana que hace Holzer con sus frases.

Dejo, por último, un extracto del artículo, dónde se comenta una obra de la artista mencionada en Río de Janeiro, ciudad que como todos saben, siempre me convoca.

"Jenny Holzer estuvo en Brasil en mayo de 1999, en Río de Janeiro. Ejecutó intervenciones nocturnas en la ciudad, donde las palabras se materializaban en las olas del mar, en los edificios vecinos y en los colectivos que pasaban. En la playa, arrancó la presencia de las piedras del medio de la oscuridad de la noche: de pronto, las palabras viraron piedra. En la arena, sus mensajes en portugués se escribían sobre los cuerpos que por allí caminaban, e transformaban la playa en un acontecimiento inédito, demarcación de un lugar singular:

Los hombres no te protegen más
Usted es sincero en sus sueños,
usted debe al mundo y no al contrario,
usted precisa saber adónde usted comienza y el mundo acaba.
Todo está delicadamente interconectado.
PROTÉJAME DE LO QUE DESEO."

OS HOMENS NÃO TE PROTEGEM MAIS
VOCÊ É SINCERO NOS SEUS SONHOS
VOCÊ DEVE AO MUNDO E NÃO O CONTRÁRIO
VOCÊ PRECISA SABER ONDE VOCÊ COMEÇA E O MUNDO ACABA
TUDO ESTÁ DELICADAMENTE INTERCONECTADO
PROTEJA-ME DO QUE EU QUERO

viernes, 6 de mayo de 2011

El arte de la desazón -o como transformar cristales en polvo-

Tome con cuidado, entre sus manos asépticas y coloridas aquellas palabras que nunca debió haber dicho.
Colóquelas en ese hueco fantástico que imita un nido; cierre la mano en gesto adusto, sin dejar de observarlas a cada segundo.
Con un solo movimiento, evitando distracciones o movimientos pendulares, concentre las puntas de sus dedos en un único centro. Presione. Relaje y rápidamente incline todos los dedos hacia usted, apretando su palma abierta.
Probablemente ya lo haya logrado. Si le quedan dudas, abra la mano en gesto desinteresado pero conspicuo -recuerde que es éste un acto sigiloso, en especial en lo concerniente a sus intenciones- y suelte aquello que guardaba.
Si todavía quedan restos de aquellos cristales-palabras, caerán al piso, y disimuladamente podrá dejar caer alguno de sus pies sobre ellos.

Felicidades. En un abrir y cerrar de ojos logró la desazón esperada, o la maravillosa metamorfosis de cristales amorosos a polvos inservibles.


lunes, 2 de mayo de 2011

La luna con gatillo - Raúl González Tuñon


Es preciso que nos entendamos.
Yo hablo de algo seguro y de algo posible.
Seguro es que todos coman
y vivan dignamente
y es posible saber algún día
muchas cosas que hoy ignoramos.
Entonces, es necesario que esto cambie.

El carpintero ha hecho esta mesa
verdaderamente perfecta
donde se inclina la niña dorada
y el celeste padre rezonga.
Un ebanista, un albañil,
un herrero, un zapatero,
también saben lo suyo.

El minero baja a la mina,
al fondo de la estrella muerta.
El campesino siembra y siega
la estrella ya resucitada.
Todo sería maravilloso
si cada cual viviera dignamente.

Un poema no es una mesa,
ni un pan,
ni un muro,
ni una silla,
ni una bota.

Con una mesa,
con un pan,
con un muro,
con una silla,
con una bota,
no se puede cambiar el mundo.

Con una carabina,
con un libro,
eso es posible.

¿Comprendéis por qué
el poeta y el soldado
pueden ser una misma cosa?

He marchado detrás de los obreros lúcidos
y no me arrepiento.
Ellos saben lo que quieren
y yo quiero lo que ellos quieren:
la libertad, bien entendida.

El poeta es siempre poeta
pero es bueno que al fin comprenda
de una manera alegre y terrible
cuánto mejor sería para todos
que esto cambiara.

Yo los seguí
y ellos me siguieron.
¡Ahí está la cosa!

Cuando haya que lanzar la pólvora
el hombre lanzará la pólvora.
Cuando haya que lanzar el libro
el hombre lanzará el libro.
De la unión de la pólvora y el libro
puede brotar la rosa más pura.

Digo al pequeño cura
y al ateo de rebotica
y al ensayista,
al neutral,
al solemne
y al frívolo,
al notario y a la corista,
al buen enterrador,
al silencioso vecino del tercero,
a mi amiga que toca el acordeón:
-Mirad la mosca aplastada
bajo la campana de vidrio.

No quiero ser la mosca aplastada.
Tampoco tengo nada que ver con el mono.
No quiero ser abeja.
No quiero ser únicamente cigarra.
Tampoco tengo nada que ver con el mono.
Yo soy un hombre o quiero ser un verdadero hombre
y no quiero ser, jamás,
una mosca aplastada bajo la campana de vidrio.

Ni colmena, ni hormiguero,
no comparéis a los hombres
nada más que con los hombres.

Dadle al hombre todo lo que necesite.
Las pesas para pesar,
las medidas para medir,
el pan ganado altivamente,
la flor del aire,
el dolor auténtico,
la alegría sin una mancha.

Tengo derecho al vino,
al aceite, al Museo,
a la Enciclopedia Británica,
a un lugar en el ómnibus,
a un parque abandonado,
a un muelle,
a una azucena,
a salir,
a quedarme,
a bailar sobre la piel
del Último Hombre Antiguo,
con mi esqueleto nuevo,
cubierto con piel nueva
de hombre flamante.

No puedo cruzarme de brazos
e interrogar ahora al vacío.
Me rodean la indignidad
y el desprecio;
me amenazan la cárcel y el hambre.
¡No me dejaré sobornar!

No. No se puede ser libre enteramente
ni estrictamente digno ahora
cuando el chacal está a la puerta
esperando
que nuestra carne caiga, podrida.

Subiré al cielo,
le pondré gatillo a la luna
y desde arriba fusilaré al mundo,
suavemente,
para que esto cambie de una vez.