En un momento vas a ver
que ya es la hora de volver
pero trayendo a casa
todo aquel fulgor...
Buscar afanosamente lo que alguna vez nos hacía creer en todo, y saber que todo no es más que un poquito de cada nada cotidiana.
Abrazarse fuerte, correr por la casa y subirse a los muebles para ver cómo se ve el mundo desde más arriba.
El verano se asoma brusco y feliz por las hendijas de los cuartos acondicionados.
Y habrá que dejarlo entrar...
Y què entre!
ResponderEliminarY que lindo...